Regreso coronada a su Ermita centenaria la que es reina de este Valle y Madre inmaculada de La Palma.
Dibujando sombras de guirnaldas, banderas y palmas se alzaba el sol en el cielo alumbrando la mañana que parecía revestirse de pureza con el celeste de su cielo y la blancura de sus nubes para recibir a la mas bella azucena de los cielos que en esta tierra ha labrado profundas raíces. Era 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción , día grande para la devoción mariana y aun más en La Palma que encontró en esta jornada la clausura a este año tan especial de la coronación que destaca ya en los anales de la dilatada historia de esta muy mariana y leal villa.
El repique de campanas inundaba de nostalgia los barrocos muros del templo, alcanzado el medio día, se rezaban las ultimas oraciones, el último ángelus, el último saludo del ángel que ofrecería esta ciudad a María antes de regresar a la intimidad de su Ermita. Se iniciaba así la Eucaristía que en acción de gracias clausuraba este intenso año de actos y cultos ante la Coronación Canónica de Ntra. Sra. del Valle. Nuestro Párroco, el R.P.D. Francisco J. Martín Sirgo quiso reflejar en su sentida homilía los intensos momentos vividos entorno a Ntra. Patrona. Un año que también quiso recordar detalladamente el presidente de la Hermandad , D. Guillermo López, para hacer posteriormente entrega de un obsequio al Alcalde y a nuestro Párroco como representantes del pueblo de la Palma y de la Comisión de honor de la Coronación , junto a esto la corporación quiso ofrecer una aportación especial a Caritas de 1000 € para que en estas fechas tan entrañables la obra de la coronación llegue a todos los palmerinos que lo necesitan.
Concluía así la Solmene Función a la Inmaculada que clausuraba el año de la Coronación , el canto del Salve Regina fue como una melancólica despedida del barroco templo hacia la Señora que lo ha presidido en los últimos meses y que arropada por el amor de un pueblo se disponía a volver a su hogar, a su Ermita mudéjar. Prevía a su partida la Stma. Virgen quiso despedirse de las Hermandades del Santo Entierro y del Cautivo, con las que a compartido el calor del templo.
Gran expectación y júbilo en la Plaza España ante el reencuentro de la Señora con su pueblo enamorado. Entorno a las 13:30 horas Ntra. Sra. del Valle Coronada abandonaba la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista cruzando el dintel de la fachada que sirviera de inigualable retablo mayor para la pontifical de la Coronación canónica, llevándose consigo hacía su casa tantas oraciones, peticiones, promesas, agradecidas ofrendas, imborrables recuerdos que han contemplado sus ojos misericordiosos a lo largo de este año.
En los primeros compases del extenso recorrido la Virgen estuvo acompañada por los representantes de las diferentes Hermandades y Asociaciones de nuestro pueblo, así como por la corporación municipal, los padrinos de la Coronación y nuestro Párroco formando parte del cortejo que antecedía a las andas de la Señora del Valle portadas por el pueblo de La Palma. A la llegada a la Plaza de Pedro A. Morgado las diferentes representaciones formaron un pasillo para despedirse de la Santísima Virgen , poniendo así fin al tramo oficial del recorrido. Era en ese preciso lugar donde se iniciaba la parte del recorrido que no se pudo completar el pasado 23 de Octubre a causa de las inclemencias meteorológicas.
Jornada histórica para el recuerdo en que tras décadas el manto de las estrellas volvía a revestir a Ntra. Sra. del Valle por las calles de La Palma rememorando añejas estampas en blanco y negro que parecían tomar color en esa mañana. Era también la primera vez que la Virgen portaba la ráfaga de plata bañada en oro sobre sus andas de salida y en sus sienes la aurea presea donada por el pueblo que ciñera sobre sus sienes el Obispo de Huelva en su Coronación. Junto a estas piezas la Reina del Valle se encontraba ataviada con la saya de tisú de plata bordada en oro y sedas naturales que diseñara Santiago Martínez en 1964 y la toca de sobremanto que le regaló su Grupo Joven. El Niño Jesús luce su habitual traje de salida de tisú de plata bordado en oro, donado junto con el manto de las estrellas, y los zapatos regalados por la Hermandad del Santo Entierro.
Momentos de gran emoción se vivieron a lo largo de todo el recorrido, engalanado en su mayoría para recibir a Ntra. Patrona acompañada por los sones de los campanilleros y de la Banda “Ntra. Sra. de las Mercedes” de Bollullos. Las Hermanas Carmelitas fueron las primeras en recibir a la Stma. Virgen a las puertas de su Capilla con el rezo de la Salve y una ofrenda floral, siendo posteriormente la corporación del Santo Entierro la que alzará en su Casa Hermandad un bello altar para acoger la ansiada visita. Bellos momentos a la llegada de Ntra. Sra. del Valle Coronada a la casa de los padrinos de la Coronación así como a su paso por la calle Capital San Román entre cantes y pétalos, el discurrir por la zona del tagarete, la calle Alpizar con los cánticos de campanilleros y los últimos rayos de sol acariciando su delicada tez o ya en la noche la llegada a la Calle Santa Ángela entre fuegos artificiales. Pero si duda en este día especial destaco el paso por las capillas cruceras; la Calle Cabo hizo entrega de una insignia de oro de la Cruz para el Divino Infante mientras en la Calle Sevilla los cantes de campanilleros y el rezo de la salve se entonarón desde el corazón de los presentes.
En el cielo se alzaba la luna, la noche se había ceñido ya sobre La Palma cuando la Señora del Valle Coronada afrontaba la última parte de su extenso recorrido, los últimos metros para volver a cruzar la ojiva de los sueños. Arropada por loor de multitudes llegaba a la Casa Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío, allí el coro rociero interpreto las sobrecogedoras sevillanas que D. Manuel García Félix ha compuesto para la coronación. Tras la alegría rociera llegaba la intimidad y el recogimiento del Convento de las Hermanas de la Cruz , desde allí partió la corona el día de la coronación y allí regresaba en aquella jornada sobre las celestiales sienes de la Reina del amor y su hijo, el Niño Dios. Las hijas de Santa Ángela ofrecieron a María su voz angelical acompañada de las delicadas notas de un piano desde el pórtico del Convento, indescriptibles sentimientos los que allí se dieron. Para el recuerdo quedará la llegada de la Virgen a la Calle Real antes de su recogida, nuestra esbelta y elegante torre era iluminada por bengalas y des lo más alto fuegos artificiales iluminaban el cielo en un bello espectáculo pirotécnico.
Tras haber pasado casi un año entero en la Parroquia al fin la Virgen llegaba a las puertas de su Ermita entre lágrimas de emoción y vivas desde el corazón. Tras el rezo de la Salve Ntra. Sra. del Valle cruzaba el ojival dintel que lleva al interior de su Ermita clausurando así un año que ya reluce con luz propia en la historia de La Palma en que la formación y los cultos nos han acercado a Dios por María y han hecho resurgir la más profunda de las devociones de este pueblo. Ya en el interior de la Ermita la Señora del Valle era recibida por la Hermandad de Padre Jesús a las puertas de su capilla mientras los campanilleros entonaban sus populares coplas.
Ntra. Sra. del Valle volvió a su casa, al que ha sido su hogar desde los orígenes de esta villa. Es allí, en su Ermita, donde día a día se ha de seguir perpetuando la coronación en el tiempo porque aunque este año tan especial haya acabado, el amor que se ha forjado en su corona ha de seguir labrándose generación tras generación, ella siempre estará hay para acogernos y arroparnos bajo su milagroso manto, para ser faro y guía de nuestra vida, para seguir llevando esperanza en las enfermedades y salud al alma. La coronación continúa como las cuentas del viejo rosario que por los siglos de los siglos rezará La Palma a su Madre del Valle Coronada.