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Comenzó el triduo de preparación a la Coronación Canónica de Ntra. Sra. del Valle con el que la Palma comienza a escribir una de sus últimas páginas de esta víspera gozosa.

Pureza blanca en la cera y las flores del altar para ofrecer a María la luz de la fe y el aroma del amor. Un bello dosel cobija a la Stma. Virgen del Valle en estos días últimos de la añorada espera revestida por la devoción de generaciones. Ángeles a sus pies descansan tras descender a la Señora desde los cielos hasta su bello y añejo trono para el encuentro con sus hijos, o más bien tras llevar a La Palma hacía el cielo de gloría que en su tez se refleja. Nardos perfuman el Templo Parroquial entre bellos y elegantes centros de gladiolos y anthurium, los cuales exornan las cuatro jarras situadas a los pies de la Virgen.

En el primer día de triduo celebrado ayer fue el Obispo de Córdoba, el Excmo. Rvdmo. Sr. D. Demetrio Fernández González, el encargado de oficiar este histórico culto. En su homilía ofreció la imagen de Ntra. Sra. del Valle como representación de la Madre de esta ciudad que tanto amor le profesa y que se une en su corona. Gran cantidad de fieles asistieron a este primer día de Triduo, que al igual que los próximos cultos, fue emitido en directo através de la remozada Web del Ayuntamiento como ya les adelantamos hace varias semanas. Al el ofertorio los vecinos de la Calle Cádiz realizaron una ofrenda floral a la Stma. Virgen y la Hermandad del Stmo. Cristo del Perdón hizo entrega, tras unas palabras de su presidente, de un fajín realizado en sedas naturales y bordado en oro por D. Mariano Martín Santoja, autor de la nueva saya de la Virgen.

Al termino de la Solemne Eucaristía la Hermandad Patronal hizo entrega de un busto de Ntra. Sra. del Valle y de las publicaciones que ha editado con motivo de la Coronación Canónica como recuerdo y agradecimiento por su presencia en este primer día del Solemne Triduo.

No hay corona en sus sienes limpias que aguardan la que le ofrecerá La Palma labrada con el oro del corazón. Esfuerzo, emoción y entusiasmo en una ciudad que se engalana a menos de tres días de alcanzar la Gloría.